Lotty Rosenfeld, 'Paz para Sebastián Acevedo', Valparaíso Chile 1985 © Lotty Rosenfeld. Fuente: Web del Centro de Bellas Artes de Madrid.
Dos exposiciones coinciden este verano en el Círculo de Bellas Artes de Madrid para pensar el arte como gesto de insubordinación frente a la violencia. Desde territorios y lenguajes distintos, pero convergentes, Lotty Rosenfeld, Santiago Yahuarcani y Nereyda López plantean intervenciones que desbordan los límites del sistema del arte para insertarse en la vida. Rosenfeld cuestiona los signos hegemónicos que rigen nuestras conductas; la otra exposición reimagina la relación entre lo humano y lo no humano desde la memoria amazónica.
By Pass. La frontera del signo es el título de la muestra dedicada a Lotty Rosenfeld (Santiago de Chile, 1943–2020), figura clave del videoarte latinoamericano y de la acción política en el espacio público durante la dictadura chilena. Comisariada por Marta Dahó y Alejandra Coz en el marco de PHotoESPAÑA 2025, la exposición reúne registros audiovisuales de acciones urbanas, piezas videográficas, documentos, textos y series fotográficas que dan cuenta de una práctica tan rigurosa como radical. Su obra, señalan las comisarias, opera como un «bypass» simbólico que reanima zonas donde la vida ha sido sofocada por el orden militar, económico o patriarcal. El tráfico, las fronteras, las sedes de poder institucional o la bolsa de comercio fueron emplazamientos cruciales para desplegar acciones con su cuerpo como herramienta. En ellas, Rosenfeld intervenía líneas discontinuas sobre el asfalto, replicándolas en forma de signos múltiples que ponían en crisis el mandato unidireccional del sistema.
Por su parte, Somos raíces reúne por primera vez fuera del Perú a los artistas Santiago Yahuarcani y Nereyda López, procedentes del distrito de Pebas, en Loreto, a orillas del río Ampiyacú. Comisariada por Isabella Lenzi y Rember Yahuarcani, la muestra propone un recorrido por sus universos simbólicos, atravesados por la memoria oral, los mitos, la violencia extractivista y la resistencia comunitaria. Santiago Yahuarcani, del clan de la Garza Blanca de la nación uitoto, pinta sobre llanchama con pigmentos naturales extraídos del entorno; Nereyda López, de ascendencia tikuna y cocama, construye esculturas y máscaras con semillas, fibras y cortezas. Sus obras nacen de la experiencia compartida, sin la lógica de la autoría individual, y emergen de una práctica cotidiana donde el arte es también cultivo, cuidado, sueño, transmisión de saberes. En este sentido, reafirman el arte como lenguaje vivo y colectivo, frente al silenciamiento histórico de los pueblos amazónicos.
Ambas exposiciones, desde geografías distantes, se articulan en torno a una crítica profunda de los dispositivos de control: el signo de tráfico como metáfora del orden social en Rosenfeld; la historia del caucho y sus secuelas en Yahuarcani y López. El cuerpo, la imagen, la tierra y la palabra son los materiales desde los que se articula esta doble insurrección poética.
La muestra By Pass puede visitarse hasta el 7 de septiembre de 2025, y Somos raíces hasta el 14 del mismo mes, ambas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid.
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