Las prácticas artísticas de Pablo Accinelli (Buenos Aires, 1983) y Karlos Gil (Toledo, 1984) tienen en común que se aproximan a ciertos conceptos del arte minimalista, centrándose en el poder de representación subyacente en los objetos. A partir de la geometría, el uso de distintos materiales y la configuración espacial crean artefactos expresivos que reflejan unos mecanismos analíticos complejos y profundos. Tomando estos lazos comunes, estos dos artistas deciden presentar 0220, una muestra dual que se podrá visitar hasta el 28 de mayo en la galería madrileña The Goma.
Esta exposición se concibe desde el hermetismo y misterio que confieren los espacios de la noche, lugares decrépitos dedicados a sostener todo tipo de conversaciones a veces convencionales y banales, a veces transgresoras y encriptadas. Estos elementos trasladan la mente del visitante a situaciones que recuerdan a los encuentros ilícitos y el poder de ocultación que tiene la noche.
En concreto, el texto curatorial alude a las conversaciones, a menudo menospreciadas a pesar de su relevancia, que se mantenían durante pequeñas reuniones que tenían lugar a la hora de la cena en las minúsculas cocinas de los proyectos de vivienda de la antigua URSS. Para protegerse de la represión, amortiguaban las voces con el sonido de música o la radio local. Un recurso comunicativo que permitía a los soviéticos hablar libremente de lo indecible, o de lo prohibido, sin ser escuchados.
Aunque 0220 —una exposición de— alude principalmente a velados y amortiguados contextos nocturnos, también explora una comunicación tácita entre obras de arte en el espacio de una galería durante el día —o incluso, quizás, una vez que la noche cae. Si la conversación encriptada era una estrategia de supervivencia en la URSS, aquí representa el deseo de investigar la cultura material que informa un tiempo presente implacablemente forjado y retorcido, en el que nada representa lo que parece ser.
Siguiendo esta línea de la encriptación, la exposición se articula a través de la construcción de un bar. Un rastro de pistas ilusorias que parecen haberse desplegado para desafiar la propia percepción de la realidad: un cartel de neón no logra comunicar un nombre, o una marca; unas bandejas de metal esperan estoicamente a que se sirvan bebidas.
Puedes visitar esta exposición hasta el 28 de mayo en la galería The Goma.
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