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Hasta el 28 de febrero de 2023, se presentarán en la Filmoteca de Catalunya (Barcelona) más de cien imágenes del director Manoel de Oliveira (Cedofeita, Porto, 1908 – Aldoar, Fox do Douro e Nevogilde – 2015). 

Las fotografías expuestas en la presente exhibición – que, hasta el 29 de diciembre, ofrecerá al público también una retrospectiva de la filmografía del prestigioso cineasta – representan una de las grandes sorpresas del archivo personal del director, íntegramente depositado en la Fundação Serralves (Oporto). Estas piezas, principalmente sacadas entre finales de los años treinta y mediados de los cincuenta, no solo nos descubren una faceta antes desconocida del creador, sino que representan también una herramienta útil para analizar el desarrollo de su carrera cinematográfica.

Alrededor de la exposición se desarrollarán también otras actividades que incluyen: dos visitas comentadas, respectivamente a cargo de Pedro Costa y del especialista en cine portugués Glòria Salvadó, que presentará la película Porto da minha infância (Oliverio, 2001) y, por costa de Marta Dahó, una conferencia titulada El elogio de la luz. Aproximación al contexto fotográfico europeo de los años veinte y treinta, que subrayará los lazos entre la obra fotográfica de Oliveira y las demás tendencias artísticas de aquellos años en Europa. 

El joven se interesó probablemente a esta disciplina gracias a la amistad con António Mendes, reconocido fotógrafo amateur y la desarrolló sobre todo durante la larga pausa de catorce años que siguió la película Aniki Bóbó (1942). Después de unas prácticas en Alemania, en las que profundizó en el estudio del color, asumió, al regresar, la dirección de fotografía, hasta 1972, año del rodaje de la película O passado e o presente que marca un punto de inflexión en su carrera.

El paso del director por la fotografía conforma en definitiva una etapa decisiva en su carrera, sus imágenes estáticas se sitúan a medio camino entre el análisis de los valores clásicos de la composición y el espíritu moderno, que influencia sobre todo sus primeras obras. Este entrelazamiento se basa en su profundo diálogo con varias corrientes, entre las cuales destacan en particular el pictorialismo por un lado y el constructivismo, junto con los novedosos experimentos de la Bauhaus por el otro. Esta muestra no solo nos permite analizar con nuevos ojos la obra del cineasta, autorizándoos por ejemplo a contextualizar desde una perspectiva más amplia la estricta composición y el encuadre que caracterizan su cine, sino que completa los huecos de la historia de fotografía portuguesa en la década de los cuarenta con un capítulo fundamental.