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Últimos días para visitar la destacada exposición retrospectiva que el Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) dedica a dos figuras clave en la historia de la fotografía: la británica Julia Margaret Cameron (1815-1879) y la estadounidense Francesca Woodman (1958-1981), cuya clausura será el próximo domingo 20 de octubre.

Francesca Woodman y Julia Margaret Cameron: retratos para soñar reúne más de 140 fotografías originales y ofrece una visión renovada de la obra de ambas artistas, además de explorar la evolución del retrato fotográfico a lo largo de los siglos XIX y XX. 

Aunque vivieron con un siglo de diferencia –Cameron desarrolló su carrera en el Reino Unido y Sri Lanka desde la década de 1860, mientras que Woodman trabajó en Estados Unidos e Italia en los años 70– ambas destacaron por ir más allá de la simple representación física en sus retratos. Utilizaron su creatividad e imaginación para contar historias y evocar conceptos como la belleza, el simbolismo y la transformación. 

Esta exposición ofrece una nueva perspectiva sobre estas artistas, alejándose del enfoque biográfico que a menudo ha dominado el análisis de su obra. Se centra en la exploración de la impresión física, utilizando las fotografías como punto de partida para analizar su proceso creativo. Tanto Woodman como Cameron no buscaban la perfección técnica, sino que concebían la imperfección como parte esencial de su proceso artístico y de la creación de imágenes.

El título de la exposición sugiere que, al ser vistas en conjunto, ambas artistas crean un estado onírico en su trabajo, explorando temas como la apariencia, la identidad, la musa, el género y los arquetipos. Esta idea se basa en una observación de Woodman, quien señaló que las fotografías podrían ser «lugares donde el espectador puede soñar». 

Entre las piezas más destacadas se encuentran los primeros trabajos de ambas artistas, que muestran los comienzos de sus singulares estilos. Se exhibe el retrato de Annie Wilhemina Philpot, considerado el «primer éxito» de Cameron, junto con el autorretrato de Woodman realizado a los trece años. También se incluye una serie de fotografías que representan figuras angelicales, combinando las obras de Woodman y Cameron en un diálogo visual que resalta sus diferencias y similitudes. 

Además, esta es la primera exposición que dedica atención especial a los retratos masculinos de Woodman, y explora la relevancia de sus fotografías de amigos, ofreciendo así una comprensión más profunda de su legado artístico.