Vista del estand de ATM (Gijón) con obras de Pablo De Lillo y Víctor Esther en Artissima 2025. Cortesía de ATM.
En su 31ª edición, Artissima consolida su papel como una de las ferias europeas más atentas a las prácticas experimentales y a los discursos que se sitúan en los márgenes del mercado. Con 176 galerías participantes, italianas e internacionales, y bajo la dirección artística de Luigi Fassi que entrevistamos la semana pasada, la cita de Turín mantiene su perfil híbrido, a medio camino entre el evento comercial y la plataforma curatorial. En ese entramado, la representación española se limita a cuatro galerías–Alzueta, ATM, Dilalica y Rosa Santos–que, más que construir un frente común, presentan enfoques diversos que reflejan la pluralidad de la escena contemporánea española.
La galería Alzueta, con sedes en Barcelona, Madrid, París y Casavells, presenta en la sección Disegni [Dibujos] un solo show de Sabine Finkenauer (Rockenhausen, 1961), artista alemana afincada en Barcelona desde los años noventa. Su propuesta se organiza como una meditación sobre el dibujo, entendido no tanto como técnica sino como lenguaje estructural. Finkenauer, formada en escultura, desplaza la tridimensionalidad hacia el plano del papel, donde repite y reordena motivos geométricos con una economía de medios que roza lo ritual. En Turín, sus obras se disponen en una constelación piramidal de dibujos sobre papel acompañados por un mural de gran formato, componiendo un espacio de contención y ritmo. En el contexto ferial, su presentación funciona casi como un ejercicio de pausa meditativa que reivindica la atención y la lentitud.
Desde Gijón, la galería ATM participa en la sección Monologue/Dialogue [Monólogo/Diálogo] con un proyecto conjunto de Pablo De Lillo (Avilés, 1969) y Víctor Esther (Gijón, 1976). Ambxs artistas articulan su trabajo a partir de las tensiones entre el sistema del arte y sus márgenes, entre las estructuras institucionales y las periferias desde donde se genera discurso. La propuesta incorpora referencias al paisaje industrial italiano, con especial atención a las ciudades de Turín (Piamonte), Milán (Lombardía), Génova, y lo relaciona con la memoria productiva del norte español. El resultado es un diálogo entre escultura e instalación que aborda los modos en que las geografías industriales se transforman en imaginarios culturales. De las cuatro españolas, esta se revela quizá como la propuesta con más carga política. En su conjunto, el proyecto refuerza el compromiso de ATM con una práctica que combina rigor conceptual y mirada crítica hacia las condiciones de producción del arte contemporáneo.
Por su parte, Dilalica, con sede en Barcelona, se estrena en la feria participando en la sección Art Spaces & Editions [Espacios de arte y Ediciones] con obras de Cati Bestard Rotger (Mallorca, 1982), Ariadna Guiteras (Barcelona, 1986), Aleix Plademunt (Hostalric, 1980) y Huaqian Zhang (Wenzhou, 1997). El conjunto plantea un paisaje visual donde la imagen se concibe como proceso más que como representación: una huella que se transforma, se erosiona o se recompone. Entre lo orgánico y lo digital, entre el cuerpo y el territorio, las obras trazan una reflexión sobre la memoria y la percepción, expandiendo los límites de la imagen. La participación de Dilalica confirma la línea híbrida de la galería, que transita entre la exposición, la edición y la investigación como modos complementarios de pensar la representación visual.
La cuarta presencia española corresponde a Rosa Santos con sede en Valencia y Madrid, que participa en Present Future [Presente Futuro] con la artista Marina González Guerreiro (A Guarda, 1992), seleccionada recientemente en la convocatoria Generación 2025 de La Casa Encendida (Madrid) por la instalación Lo que tarda un ________ en caer al ________Su práctica se centra en la construcción de instalaciones a gran escala con materiales como hierro, cera, cuerda o arena, articulando una poética de la materia que indaga en la representación del tiempo. En Turín, su proyecto se inspira en artefactos como clepsidras o ruedas, entendidos como metáforas de la linealidad temporal y de los intentos humanos por medir lo inasible. La artista convierte esa reflexión en una coreografía de tensiones: entre orden y caos, razón y emoción, control y azar. Su propuesta condensa una mirada que es al mismo tiempo material y filosófica, en sintonía con la orientación experimental que caracteriza la programación de la galería.
La participación española en Artissima 2025 no configura una estrategia unitaria, sino un conjunto de aproximaciones singulares. Frente a la lógica expansiva de las grandes ferias, las cuatro galerías operan desde la contención y la coherencia discursiva, privilegiando la investigación y el proceso. Si algo comparten es la conciencia de que la visibilidad no depende solo de la presencia física, sino de la capacidad de sostener una voz propia en un circuito cada vez más homogéneo. En Turín, esas voces se presentan discretas pero insistentes, como fragmentos de una escena que, sin necesidad de proclamarse, continúa buscando su lugar dentro del mapa del arte europeo.
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