Mónica Rikić, 'Sintolanda'. Cortesía de la artista y Panoràmic.
Entre el 16 de octubre y el 28 de diciembre, Panoràmic celebra su novena edición consolidándose como uno de los festivales más singulares de la escena cultural catalana. Con epicentro en Granollers y ramificaciones en Barcelona y Terrassa, el certamen se ha convertido en un laboratorio privilegiado para pensar las imágenes en un presente marcado por la velocidad tecnológica, la inteligencia artificial y la necesidad de reapropiarse de la memoria visual. Bajo el lema Break. Un nuevo orden visual, Panoràmic 2025 propone detenerse en medio de la aceleración del primer cuarto de siglo XXI para repensar cómo se producen, circulan y archivan las imágenes que modelan nuestro imaginario colectivo.
La programación, extensa y transversal, se despliega entre cine, fotografía, instalación y prácticas híbridas, con un hilo conductor: explorar las tensiones entre lo humano y lo no humano, entre el documento y la ficción, entre la pausa y el vértigo digital.
La gran apuesta de esta edición es la exposición Quicksand, dedicada a la artista y pensadora alemana Hito Steyerl (Múnich, 1966), figura central del videoarte contemporáneo y voz imprescindible para comprender la política de las imágenes en la era de la «infoxicación». La muestra, instalada en Roca Umbert-Fàbrica de les Arts (Granollers), reúne tres de sus videoinstalaciones más conocidas: Is the Museum a Battlefield? (2013), Liquidity Inc. (2014) y Duty Free Art (2015).
En Is the Museum a Battlefield?, Steyerl parte de una pregunta provocadora: ¿hasta qué punto las instituciones artísticas participan en la maquinaria bélica global? La obra traza conexiones entre la industria armamentística y la circulación de imágenes, revelando la imbricación de la cultura con los flujos de capital y las estructuras de poder.
Con Liquidity Inc., la metáfora del agua se convierte en una herramienta para reflexionar sobre la precariedad económica y la volatilidad financiera. Inspirada en la biografía de un analista reconvertido en luchador de artes marciales tras la crisis de 2008, la pieza navega entre la fascinación estética y la crítica mordaz, utilizando recursos de la cultura popular y del paisaje digital.
Por su parte, Duty Free Art examina cómo los espacios exentos de impuestos —zonas francas y depósitos aduaneros— se han convertido en lugares de almacenamiento para colecciones de arte, invisibles al público pero activos como activos financieros. Steyerl cuestiona así la noción misma de patrimonio cultural y su mercantilización en un sistema global dominado por el secreto y la especulación.
El conjunto ofrece una visión contundente sobre las arenas movedizas de nuestra contemporaneidad: guerra, economía y cultura se entrelazan en un ecosistema de imágenes que informan, desinforman y controlan. La artista, que ofrecerá además una conferencia en el Centre de Fotografia KBr-Fundación MAPFRE el 5 de noviembre, sitúa a Panoràmic en el centro del debate internacional sobre el lugar del arte en tiempos de algoritmos y crisis de representación.
El festival despliega un mapa rico y diverso de propuestas. Entre ellas destaca el proyecto de Franc Aleu (Barcelona, 1966), que convierte los fallos de la inteligencia artificial —glitches, distorsiones y malentendidos— en materia poética, reivindicando el error como motor creativo. La experiencia inmersiva, presentada en la central Térmica de Roca Umbert, confronta al visitante con criaturas digitales deformadas que devuelven un reflejo inquietante de nuestra relación con la tecnología.
En la Adoberia de Granollers, Mónica Rikić (Barcelona, 1986) presenta Sintolanda, una arqueología especulativa en forma de esculturas robóticas que imaginan los restos del futuro. Sus piezas, a medio camino entre máquina y artefacto ritual, dialogan con la memoria material y cuestionan qué legado dejarán nuestras tecnologías.
La dimensión colectiva y política también tiene un espacio central. En Terrassa, la exposición Tant de bo / Ojalá / Inxal·lah! reúne a artistas de distintos países mediterráneos para pensar la esperanza no como espera pasiva, sino como fuerza transformadora. La muestra abre un puente lingüístico y espiritual a través de expresiones compartidas que revelan identidades en tránsito.
Panoràmic no se olvida tampoco de los archivos, con el programa Panoràmic File, que activa colecciones históricas desde miradas contemporáneas. Entre ellas, el trabajo de Erick Beltrán (México D.F., 1974) con juegos de mesa de la gráfica popular catalana, Aleix Plademunt (Hostalric, 1980) y su reflexión sobre la lentitud en los procesos archivísticos o Irene Pe, que aborda las violencias que atraviesan los cuerpos enfermos crónicos a partir del Arxiu Tobella de Terrassa.
La novena edición de Panoràmic mantiene su estructura de tres inauguraciones —Granollers (16 de octubre), Barcelona (23 de octubre) y Terrassa (6 de noviembre)— y una programación que incluye exposiciones colectivas, fotolibros, talleres, jornadas profesionales y conferencias con figuras internacionales como Florian Ebner (Centre Pompidou) o el cineasta Johan Grimonprez (Roselare, 1963).
La convocatoria Open Panoràmic, abierta este año también a artistas internacionales, exhibirá los nueve proyectos finalistas en formatos que van de la imagen fija al ensayo audiovisual, consolidando la vocación del festival como plataforma de descubrimiento.
Más allá de su condición de festival, Panoràmic funciona como ecosistema: un espacio de encuentro entre disciplinas, generaciones y geografías que problematiza la producción y circulación de imágenes en un contexto dominado por la IA, los mercados globales y la necesidad de reapropiarse de la pausa.
El manifiesto de esta edición lo resume con claridad: vivimos en un tiempo en que la producción de imágenes puede depender de agentes no humanos, con consecuencias directas sobre cómo entendemos el mundo y la memoria. Frente a ello, Panoràmic propone un paréntesis crítico, un break que no significa interrupción, sino posibilidad de recomposición.
La presencia de Hito Steyerl otorga a esta edición un carácter excepcional, pero es en el diálogo entre su obra y las múltiples propuestas del programa donde el festival cobra pleno sentido. Panoràmic se reafirma así como un observatorio indispensable de la cultura visual contemporánea, capaz de poner en relación lo local y lo global, lo experimental y lo político, lo humano y lo maquínico.
Detrás de este engranaje se encuentra la organización de Grisart Lab, con el impulso del Ajuntament de Granollers y de Roca Umbert Fàbrica de les Arts. La dirección artística corre a cargo de Joan Fontcuberta y Albert Gusi, acompañados por un comité asesor formado por Mercè Alsina, Andrés Hispano, Fèlix Pérez-Hita, Roberta Bosco y Federica Matelli. El festival cuenta además con el apoyo institucional del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, el ICEC, la Diputació de Barcelona, el Ajuntament de Terrassa, el ICUB, la AECID/Ministerio de Cultura, el programa Euroregió y la Fundación MAPFRE.
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