Miguel Ángel Tornero, 'Gran Friso', 2025. Vista general de la intervención en el Palacio de Cristal, Madrid. Cortesía del Museo Reina Sofía.
El Palacio de Cristal, ubicado en el Parque de El Retiro y parte del Museo Reina Sofía desde 1990, se ha consolidado como un espacio expositivo emblemático donde los artistas desarrollan obras site-specific que dialogan con su arquitectura. Sin embargo, el progresivo deterioro de su estructura, construida en 1887, ha hecho necesario un ambicioso proyecto de restauración que comenzó en mayo de 2023 y se extenderá hasta junio de 2027. Durante este periodo, el acceso al edificio está restringido, lo que ha obligado a interrumpir temporalmente su programa de exposiciones. A pesar de este cierre, el museo ha adaptando su programación a las circunstancias actuales mediante propuestas artísticas que responden a este contexto de refacción.
En este contexto, Miguel Ángel Tornero (Baeza, 1978) ha inaugurado esta nueva fase del Palacio de Cristal con su obra Gran friso, una intervención diseñada específicamente para las lonas que recubren el edificio durante el primer año de restauración. Esta pieza ofrece una lectura poética y visual de la ciudad de Madrid a través de complejos collages construidos con fotografías tomadas en su entorno cotidiano.
El friso se origina a partir de pequeños recortes fotográficos, impresos en dimensiones reducidas de aproximadamente 15 centímetros, que el artista ensambla manualmente con cinta adhesiva de uso doméstico. Estos fragmentos son dispuestos sobre una maqueta que replica la arquitectura del Palacio de Cristal y luego fotografiados para producir la versión ampliada que recubre el edificio. Este proceso transforma las pequeñas composiciones en un diorama de escala monumental, convirtiendo la lona en una reflexión visual sobre la ciudad y su relación con el espacio arquitectónico.
Tornero describe su obra como «un espejo fragmentado de la ciudad, una especie de arqueología urbana reciente que combina lo cotidiano y lo simbólico, lo efímero y lo permanente. Las imágenes, ensambladas en un juego casi artesanal, se convierten en una suerte de crónica urbana que invita a reflexionar sobre la deriva de las ciudades contemporáneas y sobre las tensiones entre lo monumental y lo cotidiano, entre lo íntimo y lo público».
En esta intervención, el artista crea narrativas visuales que desafían las convenciones de escala y perspectiva, construyendo representaciones fragmentadas que conectan la vida diaria con la arquitectura del poder. La producción final de la lona se realizó utilizando la tecnología de impresión de gran formato HP Latex.
El director del Museo Reina Sofía, Manuel Segade, describe Gran friso como «una narrativa visual que se descubre al rodear el edificio, pero donde los frisos de la tradición de los templos clásicos contaban grandes gestas, Tornero toma el pulso de la ciudad en sus mitologías mundanas, dando espacio a la vida misma».
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