La exposición inédita de Antoni Miralda (Terrassa, 1942) se centra en el carácter antibelicista de su producción temprana, en diálogo con el lanzamiento del libro BOOOM 1962–1972. La muestra reúne fotografías, dibujos y esculturas que documentan su experiencia durante el servicio militar obligatorio, origen de una crítica mordaz al aparato militar y sus lógicas de poder. A través de la ironía y la subversión visual, las obras desplazan los códigos tradicionales de representación, desde los cuadernos de instrucción hasta soldados-juguete despojados de su simbología. Con piezas clave como Soldats Soldés, Toile de Jouy o la escultura del soldado blanco paseado por las calles de París, la exposición reactiva la potencia crítica de un archivo visual que, seis décadas después, sigue interrogando el vínculo entre arte, guerra y propaganda con una lucidez incómoda y radicalmente vigente.
