La exposición surge de su residencia en Andratx, donde estudió la flora local para crear obras centradas en ramos de flores silvestres. Reconocida inicialmente por sus collages y esculturas, Saxon-Hill ha evolucionado hacia la pintura al óleo, reinterpretando el bodegón con un estilo expresivo y emotivo. Su técnica combina pinceladas gestuales con detalles precisos, empleando una paleta cromática vibrante que recuerda a maestros como Matisse. Más allá de lo estético, su obra transmite vitalidad y reflexión sobre lo efímero, resonando emocionalmente con el espectador, al igual que las flores de Georgia O’Keeffe. La muestra transforma el espacio en un jardín, invitando a una contemplación activa y destacando el arte como agente de conexión y transformación personal.