Esta exposición reúne obras que transforman lo material a través de la acción, explorando el umbral donde los objetos pierden su estabilidad para convertirse en rastros de su propia mutación. Artistas trabajan con gestos repetitivos (girar cajas, examinar piedras) que desbordan la intencionalidad, revelando cómo la materia se redefine en su relación con el movimiento, el tiempo y el azar.

Las piezas operan como ensamblajes en fricción: superficies que vibran, polvo que traza huellas, gestos que resuenan. Lejos de buscar conclusiones, la muestra se concibe como un ecosistema vivo donde lo imperceptible —lo casual, lo procesual— adquiere protagonismo. Aquí, el arte no es forma acabada sino devenir constante, cuestionando los límites entre objeto y acción, permanencia y transformación.