Priscilla Monge (San José, 1968) desafió los límites del arte posconceptual latinoamericano en los 90, abordando temas tabú como violencia de género, abuso y desigualdad con ironía y sutileza. Su obra, pionera en Centroamérica, emplea medios diversos para exponer la opresión cotidiana en sociedades aparentemente modernas. Formada en la Universidad de Costa Rica y con influencias belgas, su trabajo oscila entre lo visual y lo verbal, creando «espacios fractales» donde el arte cuestiona lo establecido. La exposición recorre su trayectoria, destacando su relevancia anticipatoria en el feminismo actual, con piezas que confrontan lo público y lo privado, invitando a una reflexión silenciosa pero incisiva.