Se trate de una instalación videográfica que explora las concepciones precoloniales africanas sobre género y espiritualidad. A través de nueve «tecnopoemas» —collages de sonido, imagen, texto y archivo—, la obra se inspira en El espíritu de la intimidad de Sobonfu Somé, que describe al «guardián» dagara: una figura queer venerada por su rol mediador entre lo material y lo espiritual.

La obra desentierra performances de género previas al colonialismo, presentándolas como actos rituales transgresores. El título alude al umbral sagrado que el guardián protege, reinterpretando el gatekeeping como labor cósmica más que exclusión. Mediante paisajes sonoros y poesía visual, Marceline Mandeng Nken (Yaundé, 1993) cuestiona narrativas hegemónicas, proponiendo una ontología donde lo queer es potencia espiritual y no desviación.