Grip Face, ' Sashimi consciente en la cabaña de cristal (my algorithm without me)', 2024. Cortesía de: La Bibi Gallery.
La Bibi Gallery, ubicada en Palma de Mallorca, inaugurará el próximo 1 de junio la nueva exposición de Grip Face, nombre artístico de David Oliver (Palma de Mallorca, 1989). Esta muestra, titulada Sashimi consciente en la cabaña de cristal (my algorithm without me), destaca por el enfoque multidisciplinar del artista visual, quien propone y refleja el deseo de tener un refugio ante el peso de la conexión digital, desafiando la situación actual que, de tanto querer avanzar en lo nuevo, se vuelve cauta ante lo importante. Se podrá visitar hasta el 3 de agosto de 2024.
Oliver, que ha dividido la exposición en dos partes, nos invita a un espacio creativo carecterizado por su perfeccionista, delicado e inquietante discurso artístico, el cual, lejos de enfocarlo desde la angustia, responde al peso de lo digital en nuestras vidas. Tal y como explica la comisaria Almudena Blasco Vallés: «En esta muestra, vemos como recupera el trabajo dial a una escala colosal y el trabajo íntimo a una escala pequeña, a la vez que propone dos modalidades de refugio. Lo hace con tipi forrado de espejos y con un coliseo cerrado de lienzos gigantescos que son una suerte de APP devorada por un disfraz de oso que nos impide ver lo real. (O viceversa.)»
En la primera parte de la exposición, encontramos un Sashimi Consciente en la cabaña de Cristal, un tipi de más de 4 metros que funciona como refugio y desafía ese tabú actual de no ser fiel a uno mismo. Está cubierto de objetos y estructuras con alta carga simbólica que corresponden al universo personal e íntimo propio del artista, quien plantea almacenar información y encontrar refugio en objetos protectores como espejos imantados, similares a recuerdos en la nevera: «que se pueden poner o quitar a tu antojo, pero que sirven para guarecerte del ruido digital externo.»
En el siguiente paso, David Oliver abre una puerta para que nos adentremos en My Algorithm Without Me [Mi algoritmo sin mí], un coliseo cerrado donde el espectador se encuentra rodeado de seis inmensos lienzos, los cuales constituyen otra cabaña que te atrae y ‘atrapa’ como si fuese una red social. Sin escapatoria posible, el público es rodeado por personajes de espaldas con cabellos castaños y dorados que merodean por los lienzos. Uno, de frente, lleva una máscara, consciente de la difícil evasión de la influencia virtual.
Así pues, mediante una técnica impoluta, textura pulida y brillante, Grip Face trabaja al revés que los modernos: primero lo analógico, pinta, fotografía y después lo pasa a lo digital, desde donde interviene y reflexiona sobre por qué no podemos escapar del algoritmo, dejando siempre algo en la trasera para aquellos que ven más allá de la superficie.
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