Fotografía cortesía de Es Baluard Museu d'Art Contemporani de Palma, 2021.
La programación expositiva de Es Baluard Museu para 2026 confirma la consolidación de una etapa marcada por la redefinición del museo como espacio expandido: un lugar de exhibición, pero también de producción de pensamiento, mediación social y experimentación institucional. El programa traza un relato coherente en torno a tres ejes fundamentales: el compromiso feminista, la relación con el territorio y la construcción de redes de colaboración a escala nacional.
Uno de los gestos más significativos es la decisión de dedicar toda la programación expositiva a artistas mujeres, tanto del contexto internacional como del ámbito balear. Esta apuesta no se presenta como una cuota simbólica, sino como una estrategia estructural que atraviesa los contenidos, los discursos curatoriales y los modos de producción. Figuras consolidadas como Fiona Rae (Hong Kong, 1963), Ghada Amer (El Cairo, 1963) o Ester Partegàs (La Garriga, 1972) dialogan con prácticas arraigadas al contexto insular, como las de Aina Albo Puigserver (Palma de Mallorca, 1982), Mar Guerrero (Palma de Mallorca, 1991), Anna Talens (Carcaixent, 1978), o Marta Armengol, configurando un panorama diverso que cuestiona jerarquías y genealogías establecidas en el arte contemporáneo. Asimismo, todos los proyectos expositivos estarán liderados por comisarias procedentes tanto del contexto local como del estatal, entre ellas Carolina Grau, Bea Espejo, Blanca de la Torre, Cristina Anglada, Sofía Moisés, Alicia Ventura, Clara Garau y Ela Spalding.
El programa expositivo se apoya además en una decidida política de coproducciones con instituciones como el IVAM ((Valencia), el CA2M (Móstoles, Madrid) o el CGAC (Santiago de Copostela), que sitúa a Es Baluard en un circuito de colaboración estable y refuerza su proyección más allá del ámbito local. Estas alianzas no solo amplían la circulación de los proyectos, sino que favorecen la construcción de discursos compartidos en torno a cuestiones como el territorio, la memoria, los saberes materiales o las prácticas performativas, presentes tanto en exposiciones colectivas como en revisiones de trayectorias individuales.
La colección del museo también adquiere un nuevo protagonismo a través de su revisión desde la perspectiva de la performance. El proyecto curatorial Nachleben. El museo como acto performativo propone pensar la institución no como un contenedor estático, sino como un espacio activo donde las obras, los cuerpos y los públicos generan relaciones cambiantes.
Más allá de las salas, Es Baluard intensifica su dimensión educativa y social. La incorporación a redes estatales de arte y educación, el lanzamiento de un nuevo máster orientado al diseño estratégico de proyectos culturales y la creación de programas dedicados al sonido y la fotografía refuerzan su papel como plataforma de aprendizaje y profesionalización. A ello se suma el despliegue de Biennal B, que en 2026 amplía su alcance mediante congresos, residencias y proyectos vinculados a la artesanía y las prácticas sociales, situando la sostenibilidad y el intercambio de saberes en el centro del debate.
En conjunto, la programación de 2026 perfila a Es Baluard como un museo que asume su responsabilidad cultural desde una posición empática y comprometida, capaz de articular lo local y lo global sin renunciar al rigor intelectual ni a la experimentación.
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