Este proyecto analiza la Pink Pilates Princess como arquetipo del bienestar neoliberal: un ideal que transforma prácticas de autocuidado en productos de consumo, vaciándolas de significado político. Tras la pandemia, generaciones jóvenes adoptan rituales estetizados (yoga, skincare, alimentación clean) como búsqueda de control ante un mundo percibido como caótico. Barcelona no escapa a esta tendencia global donde el wellness -mercantilizado en mat de yoga o matcha latte- promete seguridad emocional mediante el consumo.

La paradoja radica en que esta obsesión por la optimización personal, disfrazada de empoderamiento, genera nuevos mecanismos de control: el cuerpo se convierte en proyecto de perfección inalcanzable, mientras la salud mental se individualiza. La espiritualidad new age y los rituales ancestrales se comercializan como tokens de distinción social, creando una falsa sensación de pertenencia. ¿Somos todos merecedores de bienestar? ¿La promesa de sanación nos libera, o nos hace aún más cautivos? ¿Y qué significa, realmente, estar bien?