Adrià Julià, 'Faules per una economia animal', 2025.
La exposición Faules per una economia animal, de Adrià Julià (Barcelona 1974), presentada en el Centre de les Arts Lliures de la Fundació Joan Brossa, articula una reflexión crítica sobre la persistencia y metamorfosis del valor económico en un momento en que la materialidad del dinero se desvanece, pero sus efectos sobre la vida continúan intensificándose. Lejos de situarse en un marco estrictamente histórico, el proyecto propone una lectura especulativa en la que pasado monetario, arquitectura institucional y un bestiario simbólico se entrelazan para cuestionar cómo se produce, circula y representa el valor.
El emplazamiento de la exposición resulta especialmente significativo: La Seca, antigua fábrica de moneda de la Corona de Aragón, se convierte en interlocutor directo de las obras. Julià responde a ese legado mediante instalaciones que reactivan materiales, imágenes y gestos vinculados a la economía en su dimensión más física–papel moneda, procesos de impresión, iconografías bancarias–, subrayando su progresiva obsolescencia frente al capitalismo digital. En este sentido, la instalación homónima Faules per una economia animal contrapone la arquitectura ficticia del billete de quinientos euros al edificio medieval que la contiene, revelando la distancia entre las estructuras simbólicas del sistema financiero y sus anclajes históricos.
Otras obras, reunidas bajo el título Constel·lacions econòmiques, profundizan en esta tensión entre valor real y representación. Paper Moneda y The Spinning of the Earth incorporan materiales asociados tradicionalmente a la producción monetaria, situándolos en un terreno híbrido entre escultura, archivo y documento en desaparición. A ello se suma Another Fortuitous Encounter, en la que una impresora suspendida imprime repetidamente un cheque estadounidense con un error iconográfico: un colombo dibujado con las patas atadas. La falla, mínima pero reveladora, introduce un componente narrativo que conecta la historia del dinero con la vulnerabilidad de sus imágenes.
El bestiario, recurrente en la exposición, emerge plenamente en la performance RATA. GAT. COLOM, activada en el propio espacio expositivo. Aquí, las figuras animales funcionan como alegorías de codicia, engaño y poder, retomando la tradición moralizante de las fábulas para actualizarla en un contexto económico marcado por la especulación y la desigualdad.
Sin ofrecer una lectura unívoca, Faules per una economia animal despliega un conjunto de relaciones críticas que invitan a reconsiderar el dinero no solo como instrumento, sino como ficción cultural que estructura comportamientos, imaginarios y formas de vida. La muestra se podrá visitar hasta el 4 de enero de 2026.
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