07 octubre 2025

Fina Miralles, Premio Nacional de Artes Plásticas 2025

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El Ministerio de Cultura distingue a la artista pionera en el arte conceptual, el feminismo y la ecología artística, por una trayectoria que ha disuelto las fronteras entre arte, vida y naturaleza.

Fina Miralles. Fuente: página web del MACBA - Museu d'Art Contemporani de Barcelona.

El Ministerio de Cultura ha otorgado el Premio Nacional de Artes Plásticas 2025 a la artista Fina Miralles (Sabadell, 1950), una de las voces más lúcidas y singulares del arte conceptual español. El galardón, dotado con 30.000 euros, reconoce una trayectoria que, desde los años setenta, ha explorado la relación entre cuerpo, naturaleza y poder, situando a Miralles como figura esencial en el arte contemporáneo europeo.

El jurado ha destacado «su rol pionero desde los años setenta en el marco del feminismo y las posturas ecologistas tempranas, reivindicando la relación del ser humano con la naturaleza», así como «la vigencia y la fuerza icónica de una obra que sigue interrogando el presente». En un momento histórico atravesado por crisis ambientales y debates sobre la sostenibilidad, la distinción a Miralles resulta también un gesto de reconocimiento hacia una sensibilidad que supo anticipar el discurso ecológico desde el arte.

Desde su irrupción en la escena barcelonesa de los setenta, Fina Miralles ha hecho del cuerpo el punto de partida de su pensamiento visual. En Natura morta (1972) reemplazó los pigmentos por los propios materiales del paisaje —agua, tierra, hojas, piedras— para componer un bodegón vivo que cuestionaba los límites del arte. Poco después, en Dona-arbre (1973), se plantó literalmente en el suelo, con las piernas enterradas, convirtiéndose en árbol y símbolo de una unión radical entre cuerpo y naturaleza.

Fina Miralles, ‘Dona-arbre,’ 1973. Cortesía del MACBA.

Su gesto más célebre llegó con Imágenes del zoo (1974), instalación en la Sala Vinçon de Barcelona donde compartió jaula con varios animales durante tres días. La acción, concebida como una crítica al cautiverio y a la normalización de la violencia hacia otras especies, desafiaba además las jerarquías de poder entre espectador y artista. “Quería protestar por lo que se veía normal, pero me parecía una barbaridad”, recordaba años después. La pieza convirtió su cuerpo en territorio político y su obra en una alegoría de la empatía interspecies.

Durante los años ochenta, Miralles amplió su práctica hacia el dibujo y la pintura sin renunciar a la misma intensidad conceptual. Obras como Doble horitzó (1979–1981) o Fragments (1983) mostraron un interés por la materia y la percepción, un tránsito desde la acción hacia la contemplación. Ya en su refugio de Cadaqués, la artista desarrolló sus fotoacciones, donde el cuerpo dialoga con el entorno mediante gestos mínimos: hundir las manos en el agua, cubrirse de arena o fundirse con el horizonte.

Su obra ha sido revisada en instituciones como el MACBA – Museu d’Art Contemporani de Barcelona, el Museu d’Art de Sabadell o la Fundació Joan Miró, y en 2020 el MACBA le dedicó la gran retrospectiva Soy todas las que he sido, un título que hoy resuena como manifiesto de su búsqueda vital.

El Premio Nacional de Artes Plásticas 2025 consagra así una trayectoria que, más que un recorrido artístico, es una manera de estar en el mundo: Fina Miralles sigue recordándonos que el arte no solo se contempla, sino que se vive, se toca y se respira.

Fina Miralles, ‘Paraules a l’arbre’, 1975. Cortesía de la artista y del MACBA.
Grupo de Aprendizaje 25/26