08 julio 2025

exibart.es entrevista: Pilar Cruz, al frente de Art Nou 2025

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Conversamos con Pilar Cruz sobre el papel del «arte emergente» en el contexto actual, la profesionalización de una carrera artística y la importancia de generar redes sostenibles en el ecosistema cultural.

Retrato de Pilar Cruz. Fotografía realizada por © Eva Carasol, 2025.

Consolidado como una de las iniciativas clave para el «arte emergente» en Cataluña, Art Nou celebra este 2025 su 14ª edición con una firme apuesta por la creación contemporánea, en su sentido más literal. Impulsado por Art Barcelona – Associació de Galeries, el festival se ha convertido en una de sus principales plataformas para acompañar el acceso de nuevas generaciones de artistas al circuito profesional. Del 25 de junio al 4 de septiembre, Barcelona y L’Hospitalet acogen un extenso programa de exposiciones, actividades y encuentros que activan la ciudad como un gran espacio de diálogo entre artistas, galerías, instituciones y público.

Art Nou: un recorrido desde sus inicios

Como nos contó Quico Peinado (Presidente de Art Barcelona desde 2021 y coordinador y programador en la galería àngels barcelona), Art Nou surge en 2012 como una iniciativa de la junta de Art Barcelona presidida entonces por Carlos Durán (Fundador y director de Galeria SENDA), que supo detectar el potencial de un ecosistema local ya muy activo en el apoyo a la creación emergente–con espacios como Sala d’Art Jove, La Capella, Sant Andreu Contemporani, el Centre d’Art Santa Mònica, Can Felipa Arts Visuals o distintas iniciativas independientes–. En ese contexto, se propuso que las galerías se sumaran con un evento específico: tres semanas de exposiciones dedicadas a artistas menores de 35 años. Es cierto que lxs jóvenes contaban ya con alguna convocatoria o programas en espacios institucionales, pero apenas con el respaldo directo de las galerías. En septiembre de ese mismo año se celebró la primera edición, que ya incluyó un premio para la persona ganadora, en forma de publicación.

A partir de 2013, con Joan Anton Maragall (Director, Sala Parés), Charlie Taché (Director, Galería Carles Taché) y el mismo Peinado en la nueva junta, el proyecto comenzó a crecer con fuerza, gracias también a la implicación del equipo de gestión de Art Barcelona en esos años–Yésula Varela y Andrea Martínez–y a una base muy activa de galerías participantes. Posteriormente, Andrea Martínez asumiría la coordinación junto a Charlie Taché y Olivier Collet, quien, desde su rol en la galería Joan Prats y con el proyecto independiente Homesession, aportó también una mirada clave. En 2018, con Àlex Nogueras (Co-director, PratsNoguerasBlanchard) como presidente de la asociación, se incorporó Anna Pahissa como coordinadora de Art Barcelona y directora de Art Nou hasta 2022. La coordinación pasó entonces a Pilar Cruz, quien vuelve a asumir el liderazgo como directora en esta edición tras el paréntesis de 2023, año en que Claudia Elies dirigió el proyecto antes de ser nombrada directora del Centre d’Art Contemporani de Barcelona – Fabra i Coats.

Cabe mencionar que Art Nou es también el resultado de una labor sostenida y colectiva impulsada por las galerías de Art Barcelona, especialmente a través del trabajo continuado de sus juntas directivas a lo largo de estos catorce años.

Programa y mapa de Art Nou 2025. Foto de Israel Fernández. Cortesía de Art Nou.

El festival hoy: ideas, retos y futuro según Pilar Cruz

Al frente de esta edición está Pilar Cruz, curadora independiente —escribíamos hace unos meses sobre la última exposición que ha comisariado en Fabra i Coats-Centre d’Art Contemporani de Barcelona—, quien asume la dirección con una mirada comprometida. En esta entrevista, conversamos con ella sobre el papel del «arte emergente» en el contexto actual —y la complejidad de ese término subsumido por el mercado—, la profesionalización de una carrera artística y la importancia de generar redes sostenibles en el ecosistema cultural.

Carolina Ciuti (CC): Art Nou celebra este año su decimocuarta edición. Desde su fundación hasta hoy, ¿cómo ha evolucionado el festival? ¿Han cambiado también sus objetivos iniciales?

Pilar Cruz (PC): Tengo una cierta memoria histórica del festival: lo he vivido como público, como agente del sector y, además, lo coordiné en 2022 y fui Jurado del Premi Art Nou en 2021. A lo largo de sus distintas ediciones y direcciones el objetivo principal de Art Nou se ha mantenido firme: profesionalizar la carrera de los artistas emergentes. Es decir, ofrecerles una primera oportunidad de contacto con el contexto profesional del arte, incluido el mercado y el ámbito institucional.

Se trata, en cierto modo, de otorgar a los artistas una especie de carta de naturaleza que les permita iniciar o consolidar una trayectoria. Es cierto que algunos ya cuentan con un recorrido más asentado que otros, pero el festival funciona como un gran paraguas que cobija todas esas carreras en proceso de consolidación, aún dentro de la categoría de «emergentes». Es un espacio para visibilizar, legitimar y dar soporte a trayectorias que están empezando o que necesitan un empujón más.

Lo que sí ha cambiado es la creciente profesionalización del propio festival: más recursos, más apoyos, más colaboraciones, mayor dedicación por parte del equipo que lo hace posible y, por supuesto, un presupuesto más sólido. Es una iniciativa de Art Barcelona, y actualmente, contamos con la financiación y el respaldo institucional de la Generalitat de Catalunya a través del ICEC (Institut Català de les Empreses Culturals), i el CCAM (Consorci del Comerç, Artesania i Moda) además del Ayuntamiento de Barcelona y del Distrito Cultural de L’Hospitalet. A esto se suman también colaboraciones y patrocinios de entidades públicas y privadas.

De izquierda a derecha: Quico Peinado (Presidente de Art Barcelona), Pilar Cruz (Directora de Art Nou 2025) y Marta Gustà (Directora del Área de Artes Visuales del ICEC) en la presentación a prensa de la edición 2025 del festival. Foto de Israel Hernández. Cortesía de Art Nou.

CC: El festival se presenta como una plataforma dedicada al «arte emergente en Barcelona y L’Hospitalet». Sin embargo, sabemos que el concepto de arte emergente es, con frecuencia, ambiguo, e incluso ha sido apropiado por el mercado, que busca constantemente novedades bajo la lógica de lo joven, lo original y lo sorprendente. Desde tu perspectiva, ¿cómo podemos repensar esta categoría sin reducirla a una cuestión de edad ni de estilo?

PC: En Art Nou se ha fijado un límite de edad de 35 años, que me parece razonable, no tanto para hablar de «arte emergente», sino más bien de «arte joven». Aunque confieso que tampoco me convence del todo esa etiqueta, porque puede resultar algo artificial. Se establece ese límite porque en algún punto hay que marcar una frontera. Se entiende que, entre que un artista finaliza sus estudios —ya sea en Bellas Artes o en otros ámbitos— y empieza a desarrollar su carrera profesional, hay un periodo de unos diez años en el que decide si realmente quiere dedicarse a esto.

Es un momento de toma de decisiones, de conocer el panorama y decidir si continuar o no, lo cual es completamente legítimo, por supuesto.

CC: Entonces, podríamos vincular la idea de «emergencia» al momento anterior a esa profesionalización, más que a la edad en sí.

PC: Exactamente. Para mí, la emergencia, en este caso, está relacionada con la profesionalización, con los niveles de dedicación y con ciertos recorridos dentro de los espacios de legitimación que —para bien o para mal— se han establecido como consensuados en el ámbito del arte contemporáneo: galerías, premios, convocatorias, residencias, museos…

Hay trayectorias que se construyen desde una posición más central dentro de ese sistema —con premios reconocidos, becas destacadas, exposiciones en instituciones relevantes— y otras que se desarrollan desde márgenes o espacios menos convencionales, pero igualmente válidos y enriquecedores. Y eso no desmerece en absoluto la calidad del trabajo del artista.

Creo que una de las particularidades de Art Nou es que logra reunir todos esos espacios. Acoge tanto lugares más centrales —como las galerías— como otros más periféricos, quizás menos visibles, pero igual de valiosos: espacios autogestionados por artistas, talleres.

L’Hospitalet es un buen ejemplo de esto: en los últimos años se ha convertido en un foco activo de producción artística, donde muchas veces se trabaja con mayor libertad que en Barcelona, sobre todo por cuestiones económicas —como el precio de los alquileres— y por los esfuerzos municipales para fomentar ese ecosistema. Hay muchas naves medio abandonadas reconvertidas en talleres, mucha actividad autogestionada. Muchos artistas tienen allí sus estudios.

Son lugares donde realmente se está produciendo arte. Aunque no siempre ocupen un lugar central dentro de los circuitos de legitimación, su valor es incuestionable. Art Nou busca justamente eso: que todos estos contextos convivan en condiciones de igualdad dentro del festival.

II Jornadas de presentación de colectivos y proyectos emergentes organizadas en el MACBA (Barcelona), en el marco de Art Nou. Foto de Israel Fernández. Cortesía de Art Nou.

CC: Más allá del discurso, lxs artistas emergentes enfrentan barreras reales: falta de apoyos institucionales, escasa representación, precariedad. Ya lo has comentado en parte, pero yendo más al detalle: ¿qué estrategias concretas desarrolla Art Nou para incidir en estas condiciones estructurales?

PC: Para empezar, una de las estrategias clave es la visibilidad a través de exposiciones, algo que en el contexto de una galería representa una apuesta muy significativa. Porque, como sabes, las galerías son espacios privados donde también se juega una dimensión económica importante.

Que una galería decida dedicar parte de su calendario expositivo —con todo lo que eso implica en términos de recursos— a presentar la obra de un artista emergente en quien cree y por quien apuesta, ya supone una gran oportunidad. Le permite al artista enfrentarse a un entorno profesional real, con todas sus exigencias y posibilidades. Esto aplica tanto a las galerías como a los espacios autogestionados, aunque estos últimos operan con lógicas distintas.

No sé qué opinas tú, pero yo creo que ese es un punto clave. Y ya solo eso, de entrada, es mucho. Quico Peinado —que ha sido una de las personas que más ha impulsado el festival desde la asociación de galerías Art Barcelona, y quien ha logrado que se consolide año tras año sin que se apague, como ha pasado con muchas otras iniciativas de corta vida— siempre recuerda que, en general, las galerías no consideraban el arte joven como una prioridad, porque implica un riesgo.

Pero también había, y hay, un gran interés por parte de muchas de ellas en «descubrir nuevos talentos» —aunque esa expresión no me entusiasma—. Digámoslo de otra forma: en reconocer a nuevas voces, a artistas que están haciendo cosas interesantes, y empezar a seguir su trabajo.

Porque lo cierto es que, entre la salida de la universidad y la entrada en el mundo profesional, hay muy pocos pasos intermedios, pocos espacios donde realmente puedan estar y crecer. Lo que quizás nos diferencia de otras iniciativas similares en el Estado español es justamente esa apuesta por la profesionalización. Y el hecho de que las galerías asuman un rol activo y comprometido dentro del ecosistema artístico. Un rol que, para mí —y para el sistema en general—, es fundamental.

Vista de la exposición ‘Mala hierba muere’ de Blanca Gracia en PratsNouguersBalnchard (Art Nou 2025). Foto de Israel Fernández. Cortesía de Art Nou.

CC: Sí, creo que está muy relacionado con el acompañamiento de una carrera artística. A mí tampoco me gusta la palabra “descubrimiento”, porque suena un tanto extractivista, y además pone el foco únicamente en quien descubre. Desde que estoy aquí, para mí Art Nou ha sido un espacio fundamental para investigar. Lxs artistas consolidadxs ya cuentan con literatura: publicaciones, exposiciones y, aunque no tengas acceso directo, puedes conocer su obra. Pero con lxs artistas emergentes, si no compartes ciudad o red, su práctica es mucho más difícil de seguir. Por eso Art Nou se vuelve clave: permite investigar y, al hacerlo, construir nuestro propio trabajo desde esa mirada más cercana y actual.

PC: Claro. Y como curadora, ¿dónde buscas a quienes no están ya en tu radar? Art Nou es uno de esos lugares, sin duda. Y lo que decías sobre la visibilidad es muy real: hay artistas de Art Nou que, si los buscas en Internet, apenas encuentras nada. Entonces, Art Nou les da esa primera posibilidad de aparecer, de tener presencia.

A partir de ahí, una galería les hace una hoja de sala; otra, incluso un pequeño catálogo —como es el caso de Chiquita Room, que siempre edita folletos maravillosos. Es decir, se empieza a generar trabajo alrededor de su obra, y eso es fundamental.

También hay algo que siempre comento con Anna Pahissa y Claudia Elies, directoras de Art Nou en ediciones anteriores: el espectro de lo que entendemos por “emergente” es muy amplio. Hay artistas para quienes esta es literalmente su primera o segunda exposición, y otrxs que ya han ganado premios o pasado por espacios institucionales, pero aún no han accedido al circuito de galerías. Y ahí hay una carencia importante. Porque puedes estar dentro del circuito de residencias, becas, convocatorias… pero sin una galería, ese otro reconocimiento profesional no llega. Y eso también forma parte del ecosistema.

Por eso, más allá de la selección, hay que pensar en el acompañamiento: investigar qué se está haciendo, ver con quién tiene sentido trabajar, cómo nos podemos apoyar mutuamente. Porque el artista también hace una apuesta: no solo la galería elige, los artistas también deciden con quién quieren trabajar. Y eso hay que tomarlo igual de en serio.

Vista de la exposición ‘Catch and Release’ de Jonathan Tignor en Pigment Gallery (Art Nou 2025). Foto de Israel Fernández. Cortesía de Art Nou.

CC: Me gustaría volver a los espacios autogestionados, ya que mencionaste algo clave sobre las distintas metodologías y el acceso a recursos entre los diferentes actores que conforman ArtNou —galerías, iniciativas independientes y espacios autogestionados. ¿Cómo ves la convivencia entre estos espacios, dentro y fuera de ArtNou, especialmente en el trabajo con artistas jóvenes y en términos metodológicos? Y en ese contexto, ¿dirías que el proceso de selección de ArtNou funciona como una especie de curaduría indirecta de espacios, al definir quién participa y cómo?

PC: No diría que Art Nou hace una curaduría de espacios como tal —aunque algo de eso hay—, sino más bien un trabajo de mapeo y de mantenimiento. Lo importante es detectar y acompañar a aquellos espacios que están apoyando —o pueden apoyar— el trabajo de artistas jóvenes y la generación de cultura emergente.

Mis predecesoras han hecho un trabajo enorme en identificar pequeñas galerías, iniciativas independientes, incluso algunas fuera de Barcelona, que están apostando fuerte por artistas jóvenes. También han incluido espacios autogestionados que suelen estar fuera del radar institucional.
Esa función de radar —más que de selección curatorial clásica— es clave: no solo mapear artistas, sino también los contextos donde se produce investigación artística.

Los espacios autogestionados son fundamentales en esto. Primero, porque apoyar prácticas emergentes suele ser parte de su razón de ser. Y segundo, porque tienen una flexibilidad que muchas veces no tienen ni las galerías ni las instituciones, que responden a otras lógicas.

No he visto confrontaciones entre estos tipos de espacios, aunque sí diferencias de funcionamiento. Por ejemplo, en esa misma flexibilidad o en cómo enfrentan las dificultades: autofinanciación, precariedad, especulación inmobiliaria.

Y ahí es donde Art Nou marca una diferencia importante: equipara. Pone en el mismo plano a una galería comercial y a un espacio autogestionado como barsa, en L’Hospitalet, que nació de un taller compartido entre colegas que decidieron montar algo. Ese espíritu DIY, que viene de los años 60 y nunca se ha ido del todo, sigue siendo muy potente. Y a mí, personalmente, me interesa muchísimo.

Vista de la exposición ?Turning Up the Light to See the Darkness’ de Julia Creuheras en LAB 36 (Art Nou 2025). Foto de Israel Fernández. Cortesía de Art Nou.

CC: En este sentido, me gustan mucho las rutas comisariadas por el festival porque ahí se hace muy evidente esa equiparación entre espacios. Caminas de uno a otro sin saber si entras en una galería o en un espacio autogestionado; aunque la arquitectura pueda dar alguna pista, en esencia es como recorrer una exposición deslocalizada con muchas voces distintas.

Adentrándonos más en los contenidos de esta edición, al observar el mapa expositivo de ArtNou 2025, ¿hay temas, lenguajes o preocupaciones que te parezcan recurrentes?

PC: Las artistas jóvenes son quienes mejor radiografían el presente. Muchas veces, incluso las artistas más consolidadas miran hacia lo emergente para mantenerse en diálogo con las inquietudes actuales. En ArtNou vemos reflejadas muchas de las preocupaciones que compartimos como sociedad: la crisis ecosocial, el racismo y las migraciones, las identidades de género y afectivas, las disidencias… También hay una fuerte dimensión de experimentación formal y de búsqueda personal, que en otros contextos más establecidos quizá ya no se da con tanta intensidad.

Además, muchas artistas están recuperando metodologías de los años 60 y 70, de las segundas vanguardias. Esa mirada al pasado, ese subirse “a hombros de gigantes” es muy potente.

Y sí, para mí también es clave cómo el arte contemporáneo permite pensar críticamente los procesos sociales. Por ejemplo, creo que estamos viviendo una desactivación preocupante de la lucha de clases, algo que se percibe muy claramente en el auge de ciertos discurso de extrema derecha. El arte, por su propia naturaleza, puede detectar y señalar estas dinámicas.

Y en lo formal, incluso en la experimentación más corporal o abstracta, hay una conciencia del cuerpo, de la identidad, del contexto. Todo eso converge en una misma voluntad de cuestionar el mundo. En ese sentido, da igual si tienes 30 o 70 años: el impulso creativo es el mismo, solo cambia el número de veces que lo has recorrido.

Vista de la exposición ‘Cruzando la línea’ de Agustina Fioretti en Fuga (Art Nou 2025). Foto de Israel Fernández. Cortesía de Art Nou.

CC: En cuanto a las repercusiones de Art Nou, ¿tienes constancia de que la participación en el festival genere efectos a medio o largo plazo en las trayectorias de lxs artistas? Por ejemplo, ¿se han consolidado vínculos entre artistas y galerías tras su paso por el festival? ¿Podrías compartir algún caso concreto que lo ilustre?

PC: Sí, claro. Está Paula Artés, quien ganó el premio el año pasado (leer el artículo aquí). Para ella fue un verdadero punto de inflexión: además de la visibilidad, empezó una colaboración con àngels barcelona que derivó en representación. Y eso implica mucho más que exponer: es acompañamiento, crítica, gestión de obra, logística… todo ese ecosistema que sostiene una carrera.

Alan Carrasco, por ejemplo, lo cuenta en el podcast de GRAF para Art Nou. Gracias al premio pudo dar el salto a trabajar a tiempo completo como artista, iniciando una colaboración profesional con ADN. Pero podríamos mencionar muchos otros casos de artistas que, después su paso por el festival, empezaron a consolidar relaciones profesionales con distintas galerías: Lara Fluxà, Mónica Planes, Laia Estruch, etc.

Y hay un caso precioso de esta edición: en una exposición en Sant Andreu Contemporani —que por primera vez participa en Art Nou—, se expone una obra de una artista y, justo al lado, otra de uno de sus alumnos. Es una imagen perfecta de la continuidad entre generaciones dentro de la emergencia.

Esa es la esencia de Art Nou: acompañar y dar visibilidad en un momento crucial, sin importar si después la consolidación llega por otros caminos. El festival ofrece un marco de acceso y recursos que puede tener efectos a largo plazo. Eso es lo que nos mueve.

Retrato de Paula Artés, ‘Energía sumergida’, en la galería àngels barcelona. Foto de Marc Llibre. Cortesía de Art Nou y àngels barcelona.
Vista de la exposición ‘A Soviet militiaman eats a McDonald’s hamburger in Moscow’ de Alán Carrasco en ADN Galeria, 05.09.2019 – 28.09.2019 (Art Nou 2019). Fuente: página web de ADN Galeria.

CC: En ediciones anteriores, el festival ha incorporado premios de adquisición y otros reconocimientos para apoyar a lxs artistas. ¿Se mantendrán estas iniciativas este año? ¿Qué retos y oportunidades ves para Art Nou en los próximos años? ¿Hay nuevas líneas de trabajo o alianzas que te gustaría explorar?

PC: Sí, este año mantenemos los premios habituales e incorporamos dos novedades importantes: por un lado, la colaboración con SWAB Barcelona Art Fair, que ofrece a una galería participante un stand gratuito en la feria, algo que supone un apoyo clave; y por otro, la Fundació Úniques, que otorga a artistas mujeres un premio de adquisición de obra, una acción fundamental para el ecosistema artístico.

Además, cabe mencionar el Premio Wittmore, dirigido a todas las artistas participantes; el Premio Art Nou-La Capella, muy especial para nosotras por el reconocimiento y legitimación que aporta, además del apoyo económico; el Premio Art-o-rama,  ofrece a una galería de Art Barcelona un stand gratuito en la feria francesa en Marsella. Con estos premios buscamos cubrir diferentes frentes: apoyar a artistas, tanto si vienen con galería como desde espacios autogestionados, y fortalecer también a las galerías, dándoles visibilidad y recursos concretos.

Desde hace tiempo intentamos consolidar un programa estable de adquisiciones, pero no es fácil. Requiere mayor compromiso institucional —público, privado y también desde la sociedad civil—, y en eso seguimos trabajando.

Art Nou, además, es un proyecto muy comunitario, que genera lazos, encuentros y colaboración, algo que va en contra del individualismo tan presente hoy. Es un festival que muchas personas valoran profundamente, y por eso creemos que hay que seguir cuidándolo, mimándolo y fortaleciéndolo año tras año.

Vista de la exposición de Noela Covelo en Bombon Projects (Art Nou 2022). Fotografía de Cecilia Betz. Cortesía de Art Nou.

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Pilar Cruz es historiadora del arte, gestora cultural y curadora de exposiciones independiente. Ha comisariado proyectos para instituciones y eventos como el stand del Institut d’Estudis Baleàrics (IEB) en ARCO Madrid, el Centre d’Art Fabra i Coats, la Fundació Joan Miró (Espai 13), el Centre d’Art Tecla Sala, Etopia (Zaragoza), el Centre d’Art Santa Mònica, CaixaForum, Can Felipa, el festival Panoràmic, el festival Crea L’Hospitalet, el festival Periferias (Huesca) y el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, entre otros. Entre 2021 y 2023 formó parte del equipo curatorial del Centre d’Art La Capella, y fue una de las seleccionadas en la primera edición de Komisario Berriak, en el marco de Donostia Capital Europea de la Cultura.

En el ámbito internacional, ha sido cocuradora del proyecto “Mater”, impulsado entre el Archivo Nacional de Malta y el de Barcelona, y ha formado parte de los equipos de coordinación de exposiciones de PORTO 2001 – Capital Europea de la Cultura y del Museu de Arte Contemporânea de Serralves (Portugal). En 2023 coordinó la producción del proyecto expositivo Catalonia in Venice_Seguint el Peix, presentado como Evento Colateral en la Bienal de Arquitectura de Venecia, con el Institut Ramon Llull.

Ha coordinado programas e iniciativas como Sant Andreu Contemporani, la asociación de galerías Art Barcelona y diversos proyectos independientes y autogestionados. Ha sido jurado en premios y convocatorias como el Premi Miquel Casablancas, Sala d’Art Jove, Barcelona Producció y Barcelona CREA, entre otros. Escribe textos críticos para catálogos, revistas y hojas de sala, y es miembro de las asociaciones de crítica AACA, ACCA y AICA.

Actualmente, es directora del festival Art Nou, coordina la plataforma de difusión de arte contemporáneo GRAF y es asesora externa del ICUB–Ayuntamiento de Barcelona para el programa de exposiciones Temporals.

Vista de una exposición en Casa Rius (Art Nou 2022). Fotografía de Cecilia Betz. Cortesía de Art Nou.
Carolina Ciuti

Sobre el autor

Carolina Ciuti (Pistoia, 1990) es comisaria de arte contemporáneo. Licenciada en Historia del Arte por la Universidad de Florencia y con un máster en Arte Contemporáneo por el Sotheby’s Institute of Art de Londres, desde 2021 dirige la revista digital exibart.es. Fue Directora Artística del festival LOOP Barcelona (2017–2022), donde también trabajó como comisaria desde 2015, produciendo y comisariando exposiciones y eventos con artistas como Regina De Miguel, Basim Magdy, Agnes Meyer-Brandis y Aleksandra Mir, entre otrxs. Ha comisariado proyectos en instituciones como Fundació Suñol, MACBA, Museu Tàpies, KBr Centro de Fotografía de Fundación MAPFRE (Barcelona), FIAC (París) y Westbund Art & Design (Shanghái), entre otras. Es editora de las publicaciones Before the Name (RAM Editions, 2018) y I Have A Friend Who Knows Someone Who Bought a Video, Once (Mousse Publishing, 2016).