09 diciembre 2025

Loop Symposium 2025: cine de artistas en red, cura y resiliencia

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El simposio exploró nuevas formas de exhibir, circular y coleccionar el cine de artistas, poniendo las curas y la cooperación en el centro.

Ambiente en Loop Symposium 2025. Cortesía de Loop Barcelona.

Entre el 19 y el 20 de noviembre de 2025, Barcelona se convirtió en un laboratorio de pensamiento sobre cine de artistas gracias al Loop Symposium, celebrado en el hotel Almanac dentro de la Feria Loop, bajo el título Trusting, Caring, Collaborating: Practices for Artists’ Cinema. Lejos de ser un escaparate de novedades, el evento desplegó una cartografía de tensiones, riesgos y oportunidades de un medio que, pese a su relativa accesibilidad técnica, sigue enfrentando desafíos críticos en su exhibición, circulación y conservación.

La singularidad del Symposium radicó en su enfoque ecosistémico: festivales, museos y colecciones no se presentaron como espacios aislados, sino como nodos interdependientes en un entramado cultural poroso, atravesado por preguntas urgentes sobre sostenibilidad, ética del cuidado y justicia cultural. En este marco, tres paneles trazaron ejes complementarios: la transformación de festivales y bienales, la circulación digital y colaborativa, y la redefinición del coleccionismo como acto de responsabilidad social y ecológica (o, Custodianship).

De escaparates a laboratorios: reinventar festivales y bienales

El primer panel, Ons and Offs–Exhibitions, Biennials, Festivals, evidenció la crisis de los formatos expositivos tradicionales gracias a las aportaciones de Raphael Fonseca (Jefe del Departamento de arte moderno y contemporáneo latinoamericano, Denver Art Museum), Laura Huertas Millán (artista, Bruselas), Sunjung Kim (Art Sonje Center, Seoul), y Andrea Lissoni (Director Artístico, Haus der Kunst, Múnich). La saturación de agendas internacionales, la precariedad estructural del sector y la fragmentación de los públicos generan la necesidad de repensar festivales y bienales como plataformas de investigación más que como vitrinas de novedades. Lissoni lo expresó con claridad: «El modelo clásico de los festivales como escaparate ya no funciona; debemos pensarlos como laboratorios o plataformas de cooperación y experimentación».

La mediación surge así como eje estratégico. El público ya no es un receptor pasivo: está acostumbrado a circular entre proyecciones lineales, plataformas digitales, redes sociales y experiencias híbridas, generando itinerarios fragmentados que obligan a repensar la temporalidad y la narrativa expositiva. La relación con las comunidades locales se convierte en un indicador de legitimidad cultural: el festival (o evento con una temporalidad definida) que ignora a su entorno corre el riesgo de reproducir dinámicas extractivas.

La sostenibilidad, concebida de manera integral –económica, ecológica y emocional–, permea todo el debate. La movilidad física de artistas y obras genera un impacto ambiental tangible, mientras que la precariedad de los equipos organizativos pone en evidencia la fragilidad estructural del sector. En este contexto, la hibridación digital se perfila como una alternativa estratégica: sin soslayar sus limitaciones y tensiones, ofrece la posibilidad de reducir la huella ecológica y ampliar el acceso a las obras sin comprometer la complejidad del medio. En conjunto, la discusión apunta a que los eventos del futuro deben transitar de la temporalidad al continuo, diversificando formatos y priorizando la construcción de redes culturales resilientes.

Foto del panel ‘Ons and Offs–Exhibitions, Biennials, Festivals’ en el marco de Loop Symposium 2025- Cortesía de Loop Barcelona.

Circulación digital, justicia cultural y ecologías cooperativas

El segundo panel, Virtual Trust–On digital circulation, authorship and ownership, puso el foco en la circulación de obras dentro de un ecosistema cultural marcado por desigualdades estructurales y contó con la participación de Carolyn Christov-Bakargiev (historiadora del arte, crítica y curadora), Barbara Cueto (LAS – Art Foundation, Berlín), Alistair Hudson (ZKM | Center for Art and Media Karlsruhe) y Kay Watson (Head of Arts Technologies, Serpentine Galleries, Londres).

Carolyn Christov-Bakargiev subrayó que, aunque la producción de vídeo sigue siendo accesible, su exhibición depende de redes internacionales frágiles y centralizadas, que reproducen jerarquías y barreras económicas. La movilidad global se plantea así como doble filo: oportunidad de visibilidad y riesgo de inequidad y sobrecarga ambiental.

Frente a estos desafíos, lxs panelistas propusieron ecologías colaborativas y horizontales, basadas en compartir recursos, coproducciones y redes locales e internacionales. La cooperación se concibe como antídoto frente a la competencia y al extractivismo cultural, mientras la mediación cultural debe acompañar los nuevos hábitos de atención, capaces de sostener la complejidad del medio en entornos digitales y físicos.

Otro tema recurrente, mencionado primero por Alistair Hudson, fue la burocratización institucional, que absorbe tiempo y energía vitales para la producción y circulación de obras. La resiliencia del cine de artistas, se concluyó, depende de estructuras flexibles, sensibles a contextos locales y capaces de sostener la creación más allá del entusiasmo individual.

Foto del panel ‘Virtual Trust–On digital circulation, authorship and ownership’ en el marco de Loop Symposium 2025- Cortesía de Loop Barcelona.

Coleccionar como acto de cuidado

El tercer panel, Collecting as a Form of Caring – On the Importance of Holding Tight to Artists’ Cinema, abordó la dimensión ética y social del coleccionismo. Sandra Terdjman (Fundadora, Kadist, París/San Francisco), Daniela Zyman (Directora Artística, TBA21—Thyssen-Bornemisza Art Contemporary) y Manuel Segade (Director, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid) coincidieron en que coleccionar no consiste únicamente en adquirir obras, sino en asumir responsabilidades hacia artistas, públicos y ecosistemas culturales. La noción de cura se amplía aquí: mantener obras y colecciones implica sostener comunidades, fomentar el diálogo y generar experiencias transformadoras.

La incorporación de nuevas tecnologías, como los smart contracts o las DAOs, permite imaginar y experimentar con formas de co-propiedad y modelos de gestión colaborativa de las colecciones. No obstante, la verdadera innovación no reside únicamente en las herramientas, sino en la capacidad de generar vínculos duraderos y significativos con los públicos, reconociendo las dimensiones social, ecológica y emocional de las obras.

En palabras de Zyman: «El coleccionismo no consiste solo en la preservación estática; implica reconfigurar el mundo». Siguiendo esta idea y citando a Joan Tronto en su ensayo Toward a Feminist Theory of Care (1990), Zyman subrayó que, concebido como un acto de custodia más que de posesión, el coleccionismo y la curaduría pueden entenderse como «prácticas que abarcan todo lo que hacemos para mantener, sostener y reparar nuestro mundo, de modo que podamos vivir en él de la mejor manera posible, entrelazando nuestros cuerpos y nuestro entorno en una red compleja que sustenta la vida».

Foto del panel ‘Collecting as a Form of Caring— On the importance of holding tight to artists’ cinema’ en el marco de Loop Symposium 2025- Cortesía de Loop Barcelona.

Hacia ecosistemas porosos y sostenibles

Un hilo transversal a los tres paneles es la concepción del ecosistema cultural como organismo vivo. Festivales, museos y colecciones no pueden operar aisladamente: artistas, agentes culturales y públicos constituyen parte activa de un mismo entramado. La autonomía institucional, la sostenibilidad ecológica y la ética de las curas son principios que deben guiar la circulación de obras y la construcción de experiencias.

El Loop Symposium 2025 muestra que la resiliencia del videoarte depende de redes cooperativas, de la hibridación físico-digital y de curadurías porosas. Pero más allá de la infraestructura o de las tecnologías disponibles, lo que emerge con fuerza es la dimensión ética del medio: cada decisión curatorial, cada estrategia de exhibición o de circulación y cada adquisición de obra no solo afectan al presente del arte, sino que constituyen un acto de responsabilidad hacia comunidades, artistas y ecosistemas culturales. La sostenibilidad se entiende así como un entramado complejo, donde la práctica del cuidado se vuelve inseparable de la creación y la mediación.

Al confrontar los desafíos de inequidad, burocratización y fragmentación de públicos, el simposio apunta hacia un cambio de paradigma: dejar de concebir el cine de artistas como un objeto aislado o una mercancía de valor simbólico, y reconocerlo como un nodo en redes relacionales que requieren atención, mantenimiento y reparación constantes. La hibridación digital y las innovaciones tecnológicas son herramientas que amplían posibilidades, pero su verdadero valor radica en facilitar vínculos duraderos y significativos.

En última instancia, el Loop Symposium invita a repensar la imagen en movimiento no solo como medio artístico, sino como espacio ético y político. El desafío no es solo preservar, exhibir o coleccionar, sino imaginar y sostener un ecosistema cultural que transforme la manera en que producimos, compartimos y habitamos el arte, garantizando que artistas, públicos y comunidades puedan crecer juntxs en un mundo complejo y fragmentado.

Redacción

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