23 septiembre 2025

Un espacio de resonancias: las exposiciones en la temporada 2025-26 del Centre de les Arts Lliures (Barcelona)

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El Centre de les Arts Lliures reafirma su condición de laboratorio transversal entre artes escénicas y visuales. Las exposiciones trazan un recorrido que conecta la magia cotidiana, la memoria ausente, la crítica institucional y la resistencia política, activando el legado brossiano como caja de herramientas para pensar el presente.

'Lleixes i mòmies'. © Laura Soriano i Alex Viladrich.

La temporada 2025-2026 del Centre de les Arts Lliures de la Fundació Joan Brossa se despliega como un mosaico de lenguajes donde lo escénico y lo expositivo se conciben con la misma intensidad. La dirección artística de Maria Canelles y Georgina Oliva ha articulado un programa en el que conviven lo performativo, lo visual, lo poético y lo político, reafirmando la vocación del centro como lugar de riesgo y experimentación.

Sobre los escenarios aparecerán nombres como Losinformalls, Albert Arribas, Montdedutor, Laia Fabre y Liminal, Dolors Miquel, Forced Entertainment, David Espinosa, Escarlata, ATRESBANDES, La Mula, Marga Socias, Nico Roig, Agnès Mateus, Quim Tarrida, Vivian Friedrich, Arnau Sanromà, Enric Marzà, Luca Calderó o Leo Granados, entre otrxs, confirmando la amplitud y diversidad de la propuesta escénica.

En paralelo, las exposiciones se erigen como un itinerario discursivo que permite leer la temporada desde otra clave: la de las resonancias críticas y poéticas que atraviesan los distintos proyectos curatoriales. Se trata de un viaje que va de la magia cotidiana a la arqueología de lo ausente, del objeto brossiano al desmontaje de la burocracia, de la economía animal a las genealogías antifascistas.

El recorrido comienza con Sumari Astral, comisariada por Caterina Almirall junto a Claudia Elies (hasta el 28 de septiembre). Inspirada en el último poemario de Joan Brossa, la exposición explora la magia como práctica artística contemporánea. No como evasión esotérica, sino como un lenguaje capaz de desviar significados y abrir espacios de transformación.

Con la participación de artistas como Itziar Okariz (San Sebastián, 1965)​, Esther Ferrer (San Sebastián, 1937), Martín Vitaliti (Buenos Aires, 1978), Lúa Coderch (Iquitos, 1982), Enric Farrés Duran (Barcelona, 1983) o Luz Broto (Barcelona, 1982), la muestra configura una constelación de obras donde gesto, palabra e imagen actúan como fuerzas gravitatorias que invitan tanto a leer como a perderse. En diálogo con la voluntad interdisciplinaria de Brossa, lo mágico aparece aquí como forma de atención crítica hacia lo cotidiano.

Vista de exposición ‘Sumari Astral’, Centre de les Arts Lliures. Foto de Amanda G. Eleuterio. Cortesía del Centre de les Arts Lliures.

Del 9 de octubre al 9 de noviembre, Lleixes i mòmies (o traçar una lletra per poder tallar l’ombra) propone, en cambio, una excavación simbólica en el que es ahora el Espai La Seca. El proyecto, fruto del Programa d’Investigació Curatorial (P.I.C.) en colaboración con la Sala d’Art Jove, reúne a Helena Laguna, Biel Llinàs y Mireia Molina como curadorxs y a artistas como Ignasi Ayats, Maria Freire, Néstor García (La Fria, 1982) o Julia Spínola (Madrid, 1979).

La muestra parte de una biblioteca que nunca existió y convierte sus ausencias en materia de trabajo: poemarios fantasma, documentos invisibles, registros sonoros y gestos coreográficos que evocan lo que no llegó a leerse. La noción de «momia» —el objeto que ocupa el lugar de un libro retirado— se convierte aquí en metáfora de la memoria incompleta y de la potencia del vacío.

A partir del 5 de noviembre, Digues, cosa recupera el universo del poema objeto bajo la curaduría de Marc Navarro. La exposición no se limita a mostrar piezas de Joan Brossa, sino que las confronta con documentos, esbozos y objetos destruidos o nunca realizados, desvelando la metodología rigurosa que se esconde tras la apariencia lúdica.

El dispositivo se amplía con obras de otrxs creadorxs que trabajan en la frontera entre objeto, poesía y performance, generando un diálogo que actualiza la radicalidad brossiana. El resultado es una constelación sorprendente, donde el objeto aparece no como reliquia, sino como detonante de sentido.

Joan Brossa, ‘Efímer, 1969. En el marco de la exposición ‘Digues, cosa’.

El ciclo PostBrossa (27 de noviembre – 4 de enero) tiene este año como protagonista a Adrià Julià (Barcelona, 1974) En Faules per a una economia animal, el artista despliega un conjunto de obras que vinculan la historia del edificio —antigua fábrica de moneda— con la abstracción del dinero y su relación con la explotación de lo vivo.

La exposición se complementa con intervenciones performativas que dan voz a un bestiario contemporáneo, metáfora de un sistema económico que transforma la vida en cifra. Julià propone un ejercicio de imaginación crítica: pensar el valor más allá del mercado, en un mundo que parece haber olvidado que la existencia no se mide en monedas.

El inicio de 2026 (15 de enero – 4 de febrero) llega con Un sorollet (a partir dels poemes habitables) de Mercè Soler (Barcelona, 1976). La artista presenta instalaciones concebidas como libros expandidos, objetos que rehúyen el cierre de sentido para insistir en lo inestable, en lo que incomoda o no se deja atrapar.

Ese ruido mínimo, casi imperceptible, se convierte en acontecimiento: un destello que desestabiliza el refugio interno del público. Lejos de ofrecer certezas, la muestra se sitúa en la tradición de los «poemas habitables», invitando a transitar un espacio ambiguo donde el lenguaje se vuelve experiencia háptica y sonora.

Del 19 de febrero al 29 de marzo, Tanit Plana (Berga, 1975) presenta Disfuncionàries, un proyecto que disecciona el cuerpo burocrático y lo muestra en toda su paradoja: sujeto de deseo y, a la vez, engranaje de control estatal.

La exposición convierte la sala en una autopsia institucional, un espacio donde se hacen visibles las cicatrices de la maquinaria administrativa sobre quienes la habitan y sobre la ciudadanía. Plana plantea un régimen alternativo de inteligencia, más corporal y disidente, frente a la violencia normativa de la burocracia.

La temporada culmina con Exposició de varietats antifeixistes (16 de abril – 27 de septiembre), curada por Marcelo Expósito en el marco del ciclo Portabella: agent provocador. El punto de partida es el histórico Concert irregular (1968) de Brossa (Barcelona, 1919-1998), Pere Portabella (Figueras, 1927) y Carles Santos (Vinaroz, 1940-2017), reactivado aquí en diálogo con el presente.

Obras de Paula Artés (Molins de Rei/Alentorn, 1996), Mabel Palacín (Barcelona, 1965), Abel Jaramillo (Medina de las Torres, Badajoz, 1993), Núria Güell (Vidreres, 1981) o Daniela Ortiz (Cuzco, 1985) se entrelazan con materiales documentales y con un programa público que incluye un concierto y una publicación crítica. El proyecto conecta la radicalidad estética de 1968 con las urgencias actuales, en un momento de ascenso de discursos autoritarios.

El conjunto de exposiciones del Centre de les Arts Lliures configura un itinerario que, más que ofrecer respuestas, abre preguntas: sobre el lenguaje, la memoria, el valor, la burocracia o la política. Preguntas que se activan desde lo visual, pero que reverberan en la totalidad del programa.

En diálogo con una programación escénica plural y arriesgada, estas muestras refuerzan la vocación del centro como espacio de resonancias, donde el legado de Joan Brossa se entiende no como archivo inmóvil, sino como caja de herramientas para interrogar el presente y ensayar otros futuros posibles.

Grupo de Aprendizaje 25/26
Redacción

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