27 diciembre 2022

Se prolonga la monográfica de Francisco Leiro en el MARCO (Vigo)

de

‘Lo antropomórfico’, una muestra de diferentes obras del artista creadas desde 1986 hasta la actualidad, se podrá ver hasta finales de febrero de 2023.

Vista de 'Lo antropomórfico,' Francisco Leiro, 2022. Cortesía de MARCO.

El lunes 19 de diciembre tuvo lugar la última reunión en 2022 del Patronato de la Fundación MARCO – Museo de Arte Contemporáneo de Vigo, que, entre otros asuntos de relevancia, hizo balance del año que finaliza, y aprobó la programación de exposiciones prevista para 2023, que el Museo difundirá próximamente.

Entre otras novedades, se confirmó la extensión de la muestra de Francisco Leiro (Cambados, Pontevedra, 1957), que se prolonga hasta el 26 de febreiro de 2023. Además del interés del público en general, se abre así la posibilidad de nuevas reservas para visitas y talleres en torno a la exposición, dirigidas a escolares, asociaciones y colectivos con necesidades específicas.

Siguiendo la línea del MARCO de conferir exposiciones de producción propia, se plantea una revisión de la obra de Leiro. Con ello, se hará muestra del trabajo de este artista gallego, el cual desarrolla su práctica artística entorno al estudio de lo antropomórfico a través de la escultura. Así pues, se presenta un conjunto de obras creadas a lo largo de su trayectoria artística, además de obras inéditas.

Leiro se particulariza por materializar un imaginario propio en forma de escultura, dando forma a diferentes criaturas que se apropian del espacio que ocupan. Su obra es fresca, dada su evocación al movimiento, a la vez que enraizada: bebe de la tradición oral, dando voz a mitologías conocidas y por conocer.

Para Leiro, los dichos y los proverbios tienen un cuerpo físico: pocos escultores tienen su capacidad, incluso su facilidad, para llevar a lo tridimensional esa especie de haikus de la paradoja que son los nombres e historias populares. Escorredoiras, Pavitas, Androias, Jaivotas, Homes de pau, Danzantes y Ceboliños pueblan las salas, en un montaje que permite ir trazando recorridos y descubriendo múltiples conexiones entre las piezas, y facilitando el diálogo entre éstas y el visitante.

La diversidad de formatos y materiales permiten un diálogo entre sus obras que implican reacciones de confrontación, armonía y negociación. Insertadas en las instalaciones del centro cultural, consiguen crear un espacio mágico abierto a la liberación de ciertas estructuras y convenciones tradicionalmente asociadas a la escultura.

Leiro se dio a conocer a finales de los años setenta, con obras de una figuración calificada de surrealizante por su libertad formal e iconográfica, aunque es en los ochenta cuando alcanza un reconocimiento que no ha dejado de crecer. En unos años de exaltación pictórica, expresiva, de gesto, materia y mucha facilidad para convocar imágenes, es de los escasos escultores de su generación que logra hacerse un hueco en exposiciones y debates.

Mientras unos le reconocen haber sabido investigar en la tradición local para plantear un lenguaje personal, su curiosidad le lleva a investigar en el origen de soluciones formales muy distintas, empezando por las más próximas, como son el románico o el barroco gallego, pero siempre en relación con las propuestas contemporáneas.

Francisco Leiro, ‘Escorredoira I, Escorredoira II’, 2020. Cortesía de MARCO.
Redacción

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