17 noviembre 2025

Treinta años de ‘Itinerarios’ en el Centro Botín (Santander)

de

'Itinerarios XXX' despliega una cartografía crítica de memorias, ficciones y ecologías sensibles que celebra treinta años de apoyo a la creación contemporánea desde el Centro Botín.

Diego Delas, 'Habla, memoria', 2025. Vista de la exposición 'Itinerarios XXX' en el Centro Botín (Santander).

Con su trigésima edición, Itinerarios reafirma la singularidad de un modelo de apoyo a la creación que ha sabido conservar aquello que escasea en el sistema artístico: tiempo, confianza y una apertura real hacia metodologías y trayectorias heterogéneas. La nueva muestra del Centro Botín no celebra únicamente una efeméride; funciona como un índice revelador de cómo han evolucionado las preocupaciones estéticas y conceptuales de las generaciones que han atravesado este programa desde 1993.

En Itinerarios XXX, exposición que podrá visitarse hasta el 19 de abril de 2026, los seis proyectos seleccionados trazan un mapa donde memoria, paisaje y saberes no racionales se entrelazan para cuestionar la fractura moderna entre naturaleza y cultura. Lo que emerge no es una voluntad de retorno romántico, sino una atención crítica a los sistemas de conocimiento que sobreviven en los márgenes de la ciencia, la tradición o la biografía.

El viaje de Javier Bravo de Rueda (Callao, 1989) por las piedras de Ica convierte la pseudoarqueología en un laboratorio de tensiones entre mito y registro, recordando que todo archivo es también una ficción operativa. En un terreno distinto pero igualmente especulativo, Noa y Lara Castro Lema (A Coruña, 1998) expanden la memoria oral de la Costa da Morte en una película coral donde lo íntimo deviene territorio común; el folklore no es aquí un depósito del pasado, sino un dispositivo performativo capaz de reconfigurar los vínculos afectivos.

Noa y Lara Castro Lema, ‘Cien pequeños soles’, 2025. Vista de la exposición ‘Itinerarios XXX’ en el Centro Botín (Santander).
Javier Bravo de Rueda, ‘Vieron algo en el cielo: Ufolatrías y desierto’, 2025. Vista de la exposición ‘Itinerarios XXX’ en el Centro Botín (Santander).

Las telas suspendidas de Diego Delas (Aranda de Duero, 1983) actúan como talismanes desmesurados, entrecruzando gestualidad pictórica y artes populares para investigar cómo los objetos devocionales condensan deseos, amenazas y aspiraciones colectivas. Frente a esta monumentalidad suave, Gelen Jeleton (Murcia, 1975) propone una ética de la atención: en su lectura política del hanami japonés, el acto de “ver la flor” se vuelve resistencia frente a la velocidad productiva y una vía para reconsiderar lo perceptivo como práctica cultural.

El proyecto de Nader Koochaki (Donostia, 1983) restituye, por su parte, desde la investigación de campo, una figura periférica de la minería leonesa, revelando cómo la biografía de un operario puede iluminar los mecanismos de silenciamiento que atraviesan los paisajes industriales. Su trabajo evidencia que la memoria material no es solo huella, sino también pérdida y discontinuidad.

Por último, Eduardo Navarro (Montevideo, 1975) disuelve los límites entre cuerpo humano y animal en una deriva ecoafectiva que imagina modos de percepción compartida con los lobos marinos. Su aproximación no opera como metáfora, sino como experimento de empatía encarnada con otras formas de vida.

Treinta años después, Itinerarios demuestra que su vigencia no reside en la representación generacional, sino en su capacidad para acompañar procesos donde la especulación, la vulnerabilidad y la imaginación crítica conviven sin jerarquías.

Eduardo Navarro, ‘Foca’, 2025. Vista de la exposición ‘Itinerarios XXX’ en el Centro Botín (Santander).
Gelen Jeleton, ‘Historia política de las flores: Hanami (ver la flor)’, 2025. Vista de la exposición ‘Itinerarios XXX’ en el Centro Botín (Santander).
Nader Koochaki, ‘Las Simas’, 2025. Vista de la exposición ‘Itinerarios XXX’ en el Centro Botín (Santander).