Tras el reciente e inesperado fallecimiento de Koyo Kouoh, el tradicional encuentro en el que la comisaria de la Bienal presenta su visión para la Exposición Internacional de Arte ha adquierido un tono inesperado, marcado por la emoción. Pero si su voz se ha apagado demasiado pronto, su proyecto curatorial no ha quedado en silencio. Al contrario, seguirá vivo y en desarrollo: la Bienal de Venecia ha decidido, junto con la voluntad de la familia de la comisaria, honrar plenamente su idea de exposición, ya firmemente estructurada, llevándola a cabo tal como le fue confiada. El concepto curatorial presentado en la suntuosa Sala delle Colonne es, por tanto, enteramente fruto del trabajo de Kouoh y de su equipo, tal como fue transmitido el pasado 8 de abril al presidente de la Bienal, Pietrangelo Buttafuoco. En esa ocasión, escribía: «En octubre de 2024 se me concedió el gran honor de ser nombrada comisaria de la 61ª edición de la Bienal de Arte. Es un placer para mí compartir hoy con usted y su equipo el marco filosófico que guiará mi curaduría de la muestra».
Como señala el propio presidente, se ha decidido «seguir adelante con la consciencia de que su gesto, el de una pensadora, susurra también desde un Ailleurs y señala el camino. La Bienal hace hoy lo que lleva haciendo desde hace 130 años: construye la idea de una comisaria que, con Koyo Kouoh, está presente en la ausencia. Su propuesta es precisamente la de un susurro, de un habla en voz baja».
El título de la Bienal Arte 2026 será, por tanto, In Minor Keys: un concepto cargado de significados y capas, que recoge el deseo de no hablar en lugar de los artistas ni por encima de ellos, sino de escucharlos como legítimos intérpretes de la dimensión social y psíquica de nuestra contemporaneidad.
En música, el concepto de minor keys (tonalidades menores) está estrechamente vinculado al jazz y suele asociarse con una cierta inquietud y un sentimiento de extrañamiento interior. Trasladado al ámbito curatorial, sin embargo, el tema se abre a la ligereza y a la trascendencia, porque, como escribió la propia Kouoh en 2022: «necesitamos la radicalidad de la alegría».
Una invitación a leer la historia desde nuevas perspectivas, a acoger las disonancias, a generar conocimiento a través de la duda más que de la afirmación.
Con esta decidida voluntad de continuidad, la 61ª Exposición será realizada por la Bienal de Venecia, mientras que su puesta en práctica estará a cargo de las figuras profesionales seleccionadas e implicadas directamente por la comisaria, con quienes ya había comenzado a trabajar en los últimos meses. Forman parte del equipo las asesoras Gabe Beckhurst Feijoo, Marie Hélène Pereira y Rasha Salti; el editor jefe Siddhartha Mitter; y el asistente Rory Tsapayi.
Aunque la lista de artistas participantes se anunciará a lo largo del próximo año, la dirección sugerida por el título ya parece clara: no será una exposición estridente ni demostrativa, sino un recorrido coral, en el que la pluralidad de lenguajes y sensibilidades encontrará espacio sin necesidad de alzar la voz. Será una muestra que probablemente priorice prácticas artísticas capaces de articular nuevos alfabetos, donde la subjetividad no esté nunca desligada de la responsabilidad histórica.
En este sentido, la Bienal de 2026 se presenta no solo como una oportunidad para entrar en diálogo con la visión de una comisaria que supo tender puentes entre continentes, privilegiando un enfoque feminista y panafricano, sino también para reflexionar colectivamente sobre el papel de la voz minoritaria, del margen, del silencio como espacio generador.
Este texto es una traducción del artículo publicado por exibart.com.
