Antoni Llena (Barcelona, 79 años) no ha pasado el coronavirus, pero un derrame cerebral lo llevó al hospital durante uno de los picos de la pandemia, cuando la covid, sus causas de propagación y sus posibles tratamientos eran un auténtico quebradero de cabeza. Por suerte, ni el derrame ni la covid han podido con Llena y ha salido adelante ultimando la gran exposición, En voz baja, que le dedica la Fundación Vila Casas en sus Espais Volart (hasta el 30 de septiembre), una muestra en la que puede verse lo poco de su obra que se ha conservado. “Se ha destruido el 80%”, asegura el propio artista.
Es normal. Sus obras son frágiles, ya que este artista de talante educado y formas exquisitas crea a partir de elementos desechados, que parece que vayan a desvanecerse y destruirse y por eso está considerado como uno de los primeros representantes en Cataluña del arte pobre y efímero. “En mi vida no he hecho nada que no sea frágil y no he querido preocuparme nunca por hacer una carrera artística”, confiesa el artista. Esta fragilidad de materiales no impide que sus obras sean contundentes y radicales.
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